Lo peor que le podemos hacer a nuestra democracia es limitar la reelección de los legisladores y destruir a los partidos políticos.

Por: Andrés Carrizosa



Para entender por qué limitar la reelección de los legisladores y destruir a los partidos políticos es tan malo para la democracia, tenemos que entender una analogía, creada por el famoso economista Mancur Olson, sobre la creación del estado. En su libro Power and Prosperity (2000) Olson describe cómo todo tipo de gobierno proviene de lo que él llama “bandidos” (sí, en serio es, les juro). Y el ejercicio que él se propone, es explorar ¿qué incentivos podemos crear para que los bandidos roben lo menos posible a los ciudadanos?


Según Olson, el peor tipo de bandido es lo que él llama los “bandidos que rondan.” Imaginen que viven en un pequeño pueblo rural en épocas medievales. Los bandidos que rondan podrían ser un grupo armado de personas que vienen a tu pueblo, roban las vacas, destruyen las casas y roban todo lo que el pueblo tiene de valor. Como estos bandidos van a seguir de largo después de robar los bienes, no tienen ni el mínimo interés en el bienestar de los aldeanos. Lo único que quieren es robar lo máximo posible, en el menor tiempo posible, para después seguir al próximo pueblo y hacer lo mismo. Los pobres aldeanos expuestos a este tipo de bandidaje tendrían muy pocos incentivos de invertir en sus terrenos, ya que cualquier inversión que hagan hoy, y cualquier ganancia que consigan a partir de esas inversiones, fácilmente podrían ser destruidos y/o robados por los bandidos que rondan. Los bandidos que rondan, entonces, son terribles para la economía del pueblo.